Miles de almas acudieron a la reunión anual de fieles Overdrive
Overdrive, el emblema del clubbing noventero, celebró el 25 de noviembre su, siempre esperada y anhelada, reunión anual con el maestro de la electrónica Yke como principal reclamo.
Madrid, concretamente su Paseo de Extremadura, acogió durante 2 años (1993-1995) a Overdrive. Unos escasos 24 meses en los que el club consiguió no sólo liderar la escena electrónica madrileña sino transformarla radicalmente. Un hecho de por sí brillante que adquiere matices fascinantes cuando se profundiza en la relación que Overdrive logró construir con el público, su público. Y es que, a pesar de que sus puertas cerraron hace más de dos décadas su genuino espíritu sigue intacto y en plena vigencia como bien se pudo comprobar en su reciente reunión anual.
El sábado 25 de noviembre miles de fieles Overdrive se dieron cita en Groove para despertar del letargo al gigante durante una noche. Wavesound, Master Bon Z, Yke y Canito, conformaron el line-up en riguroso orden de mención. 4DJs que aportaron 4 puntos de vista musicales que permitieron a las fieles almas de Overdrive adentrarse en la música electrónica desde diferentes aristas y perspectivas. Mención especial merece la actuación de Yke, figura legendaria y emblemática de la industria nacional de la década de los ´90 que demostró porque su influencia y repercusión siguen siendo perfectamente palpables y reconocibles hoy en día. Por su parte, el colectivo Trancefuxion y Raúl Hoyos se hicieron cargo de la carpa aledaña en la que también se pudo disfrutar un profundo y emotivo viaje a las raíces de la electrónica. Como siempre, Overdrive contó con la luz de Lj Pájaro, las visuales de Rip y el vídeo 3D de Sanfler en la sala principal mientras que Akira se ocupó de la carpa, todos ellos absolutamente imprescindibles para la creación de la característica atmósfera del club madrileño.
Hace unos meses Overdrive nos avisaba, nos alentaba a preparar nuestra máquina y nuestra alma, y no lo hacía en vano, pues una vez más su reunión anual ha demostrado que su espíritu nunca murió, que vive en todos y cada uno de sus más fieles seguidores y seguidoras.
